¿Esto es Esparta? No. Es una Locura

La batalla de las Termópilas fue real, pero cuán real es 300? Ephraim Lytle, profesor de historia helenística de la Universidad de Toronto, ha visto la película y ofrece su visión.

La Historia es alterada continuamente. Lo que importa es cómo y porqué. Así pues no veo razón para puntualizar nada sobre la ausencia de armaduras o modestas túnicas hasta los muslos en 300. Puedo apreciar la necesidad gráfica de unos vientres esculpidos y de tres centenares de paquetes de talla espartana bien prietos en tangas de spandex. Por otro lado, el modo en que 300 idealiza selectivamente la sociedad Espartana es problemático, e incluso inquietante.

Sabemos poco del Rey Leonidas, por lo que crear un trasfondo ficticio para él es comprensible. A los niños espartanos, realmente, se les apartaba de sus madres y se les daba una educación marcial llamada el "agoge". Eran en verdad endurecidos a golpes y abandonados en las afueras, forzados a andar descalzos en invierno y dormir al raso en el suelo. Pero los futuros reyes eran eximidos de ello.

Y si Leonidas hubiese padecido el agoge, no habría devenido adulto matando un lobo, sino asesinando ilotas desarmados en un rito conocido como la Crypteia. Estos ilotas eran los griegos indígenas de Laconia y Mesenia, reducidos a la esclavitud por la pequeña fracción de la población que disfrutaba de la "libertad" espartana. Viviendo de estados trabajados por ilotas, los espartanos podían permitirse ser soldados profesionales, aunque realmente no tenían otra opción: el asegurar un estado brutal de apartheid es un empleo a jornada completa, cuyo final requirió que los éforos declararan ritualmente la guerra a los ilotas.

Elegidos anualmente, los cinco éforos eran los más altos oficiales de Esparta, y sus poderes comparables a los de los reyes. No hay ninguna evidencia de que se opusieran a la campaña de Leonidas, a pesar del sub-argumento de 300 acerca de Leonidas persiguiendo una guerra ilegal para servir a un bien mayor. Para los adolescentes listos para graduarse de la novela gráfica al Instituto Ayn Rand del Objetivismo, o viceversa, el Leonidas histórico nunca hubiese bastado. Ellos necesitan un Supermán. Y en interés del portentoso contraste entre el bien y el mal, los éforos de 300 no sólo son lascivos y corruptos, si no que además son unos leprosos de geriátrico.

Efialtes, quien traiciona a los griegos, es asimismo transformado de un maliano local de cuerpo sano a un paria espartano, un troll desfigurado grotescamente quien por la costumbre espartana debería haber sido abandonado a su muerte de niño. Leonidas advierte que su jorobada espalda provoca que Efialtes no pueda alzar su escudo lo bastante alto para luchar en la falange. Esto es una transparente defensa de la eugenesia espartana, graciosamente conveniente dado que el infanticidio podía haber sido propiciado fácilmente por una marca de nacimiento nefasta.

Los persas de 300 son monstruos y fenómenos de feria anti-históricos. Jerjes mide dos metros y medio, vestido principalmente a base de piercings corporales y maquillado de modo estridente, pero no desfigurado. No hay necesidad, pues se remarca fuertemente que Jerjes es homosexual lo que, en el universo moral de 300, lo cualifica como monstruosidad especial. Algo irónico dado que la pederastia era una parte obligatoria de la educación espartana. Esto era un objetivo frecuente de la comedia ateniense, en la que el verbo "espartanizar" significaba "sodomizar". En 300, la pederastia griega es, naturalmente, ateniense.

Esto lleva a mencionar el abuso más notable de la historia en 300: los persas son transfigurados en monstruos, pero los griegos no espartanos son simplemente demasiado humanos. Según Herodoto, Leonidas condujo un ejército de quizás 7000 griegos. Estos griegos tomaron turnos rotando hacia el frente de la falange estacionada en las Termopilas donde, luchando a la disciplinada manera hopilita, mantuvieron el estrecho paso durante dos días. Dicho sea todo, 4.000 griegos perecieron ahí. En 300 la lucha no es al modo hopilita, y los espartanos lo hacen todo, excepto por un breve interludio en el cual Leonidas permite a un puñado de griegos inexpertos probar la acción, y éstos montan un barullo. Cuando se hace evidente que están rodeados, este contingente escapa. En los tiempos de Herodoto había varias cuentas sobre lo que sucedió, pero sabemos que 700 hopilitas de Tespias permanecieron, luchando al lado de los espartanos, muriendo también hasta el último hombre.

Ninguna mención se hace en 300 del hecho de que, al mismo tiempo, una flota superada vastamente en numero dirigida por atenienses aguantaba a los persas en los estrechos adyacentes a las Termopilas, o que los atenienses pronto salvarían a toda Grecia destruyendo la flota Persa en Salamina. Esto arruinaría la visión de 300, en la cual ideales griegos son selectivamente incorporados en sus únicos campeones dignos, los espartanos.

Este universo moral habría parecido tan extraño a los griegos antiguos como lo parece a los historiadores modernos. La mayor parte de los griegos hubiesen cambiado sus casas en Atenas por chabolas en Esparta de tan buen grado como yo cambiaría mi apartamento en Toronto por un condominio en Pyongyang.

Traducció by Quimtuk